Me agradan los viajes largos (sin interrupciones de un jodido tráfico) sentado al lado de la ventana, con un paisaje donde pueda ver mas lo verde que el asfalto, mas árboles que autos...menos gente. Menos gente, menos ruido y así también pueda leer el libro de Salinger que llevo siempre y cada vez que salgo con el morral (donde además van el libro del mago Yavé y el Buen Salvaje de diciembre) y así llevo ya casi 3 meses pasando por la misma ruta, bajando en los mismos lugares y aún así mi sentido de ubicación siempre falla y se excusa con esa clásica pregunta al final del viaje "¿Este es el último paradero?" Con ese tonito amable-simpático-odioso-hipócrita, contrastando mi expresión de "Señor, no me estafe" producto de mi neurótica sensación de "creo que falta mucho para mi destino" seguido de mi típica reacción de "Putamadre, creo que algo olvide en el auto" pero no, todo (incluyéndome) esta donde debe estar.
Suspiro aliviado, el GPS vuelve a funcionar.