San Pedro no conocía. Lo picó la curiosidad, y mandó:
-Cante
Y Él cantó. Una, dos, cien. San Pedro quería que aquello no acabara nunca.
La voz que tanto había hecho vibrar los suelos, estaba haciendo vibrar los cielos.
Y Dios, que andaba por ahí pastoreando nubes, paró la oreja. Y cuentan que ésa fue la única vez que Dios no supo...quién era Dios.
El Cantor, "Bocas del tiempo" de Eduardo Galeano.